jueves, 24 de marzo de 2011

Lord Byron



“Ciertamente, es agradable ver estampado el propio nombre; un libro es siempre un libro, aunque no contenga nada."

Me gustaría hablar de un hombre que sirvió de modelo de comportamiento, una conducta a seguir en el s XIX, un héroe para la sociedad pero esto resulta del todo imposible ya que su historia y obra perdería el atractivo que le otorga su vida visceral y licenciosa.

George Gordon Byron hijo de una escocesa de pretensiones nobiliarias aunque carente de capital y de un aristócrata inglés que moriría dejándolo huérfano a los tres años. No obstante el joven Byron se vio beneficiado de la muerte de su tío abuelo de quien heredó un escaño en la cámara de los lores y una considerable fortuna.
Fue educado en Cambridge, en esta etapa de su vida se distinguió como deportista a pesar de tener un pie deforme de nacimiento. Lord Byron vivió una juventud amargada por su cojera y por la tutela de una madre de temperamento irritable, aunque tras su muerte diría de ella “Fue la mujer que mejor me entendió”.

En Italia convivió con poeta Shelley y su mujer Mary Shelley. Durante su estancia en Venecia, mantuvo turbulentas relaciones amorosas con diversas jóvenes pertenecientes a altas familias de la nobleza italiana y llevó una vida fastuosa y salpicada de escándalos.

Orientado políticamente hacia el liberalismo, apoyó la lucha de los griegos por su independencia ante los turcos y en 1823 reclutó incluso un regimiento para luchar por la causa griega, regimiento que no dudó en financiar con cuantiosas sumas de dinero.

Murió de unas fiebres en Missolonghi, a los treinta y seis años de edad sin haber conseguido entrar en combate.

Lord Byron fue un hombre de extremos, el término medio le era del todo desconocido. Durante su vida, procuró no privarse de ninguna emoción, e hizo todos los intentos posibles para conseguir una muerte digna de un héroe romántico – hay que reconocer que casi lo consigue -, gracias a ello tenemos los poemarios más bellos del romanticismo.



Acuerdate de mí

Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando está mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.

Es la llama de mi alma cual lumbrera,
que brilla en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna...
ni la muerte la puede aniquilar.

¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumba
no pases, no, sin darme una oración;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que olvidaste mi dolor.

Oye mi última voz. No es un delito
rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedí nada: al expirar te exijo
que vengas a mi tumba a sollozar.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por pasarte por mi saloncito, querida, brindándome así la oportunidad de encontrar el tuyo en esta inmensidad virtual.

    Un placer perderme entre tus letras y en este ambiente que adoro tanto.

    Lord Byron ha sido un hombre peculiar que marcó una época, sin duda; considerado como un tanto voluble y de vida disoluta por unos, escéntrico e innovador por otros muchos, el caso es que fue un grande de las letras y eso resulta indiscutible.

    Un cordial saludo y nos leeremos.

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Saludos