domingo, 31 de mayo de 2009

POEMAS

Emily BrontË imagina en este poema una escena ciertamente lúgubre:
ESCENA DE MUERTE


¡Oh, día! Él no puede morir
Cuando tu cálido arte aún brilla,
Oh, Sol, en ese glorioso cielo,
Declinando con tranquilidad.
Él no puede dejarte ahora,
Mientras la fresca brisa sopla del oeste,
Y todo alrededor de su juvenil frente
Es la corona de tu alegre luz.
Edward, despierta, despierta.
La dorada noche palpita,
Húmeda y clara sobre el lago del bosque,
Arrebatándote de tus sueños.
Junto a ti, de rodillas,
Mi querido amigo, yo ruego
Que tu paso sobre el mar eterno
Se demore al menos una hora.
Oigo a las olas rugir,Veo su espuma elevarse;
Pero ningún atisbo de lejanas costas
Ha bendecido mi fatigado ojo.
No creas a quienes te convocan
Desde las distantes islas del Edén,
Retorna de aquel llamado tempestuoso
Hacia tu propia tierra natal.
No es la Muerte, sino el dolor
El que se debate en tu pecho.
Regresa Edward, surge otra vez
No puedo dejar que descanses.
Una larga mirada me atraviesa, reprobando
Las penas que no puedo cargar,
Una silenciosa mirada agita mi sufrimiento,
Mi oración es inútil, así como el arrepentimiento.
Con súbito arrebato, la fuerza
De la distracción ha pasado:
Ningún signo más de duelo
Revolvió mi alma en aquel horrible día.
Pálido, lentamente, el dulce sol cayó,
Hundido en paz entre la brisa crepuscular:
El verano pasó suavemente, mojando
El valle, el claro, y los mudos árboles
Entonces, sus ojos comenzaron a agotarse
Bajo el peso de un sueño mortal,
A crecer en extrañas tristezas,
A nublarse, como si pudiesen llorar.
Pero no lloró, no ha cambiado.
No se movieron, nunca se han cerrado:
Observan fijo, y nunca han variado,
Jamás vagaron, y nunca reposaron.
Supe que él estaba muriendo:
Me arrodillé, y tomé su lánguida cabeza,
Entonces supe que estaba muerto.



Charlotte Brontë nos hace mirar al pasado :

EN RETROSPECTIVA


Tejemos un red en la infancia,
Una red de soleado aire
Creamos una primavera pequeña
De agua pura y fresca.
En la juventud sembramos la semilla,
Cortamos la vara del almendro,
Hemos crecido como el árbol añejo,
¿Nos hemos marchitado en el barro?
¿Están desvanecidas, arruinadas, rotas?
¿Se han evaporado en la arcilla?
La vida es una sombra oscura;
Y sus alegrías flotan rápido en la distancia
.¡Desvanecidas!
La red sigue siendo de aire,
Y así como sus pliegues se estremecen
En extraños tonos de claro carmesí,
Profundo es el resplandor de su penumbra;
Como la luz de un cielo italiano,
Donde las nubes del ocaso duermen ociosas,
Perdiendo lentamente el brillo del rubí.
La primavera yace debajo del musgo y la piedra,
Su lujo tal vez no vuelva a brotar.
¡Escucha! Tus dudas deben ser abandonadas
¿Es aquello un débil rugido cerrándose sobre tí?
La marea de las olas, donde las flotas armadas
Cabalgan sobre la espuma, llora y sonríe
Sobre un océano con miles de islas
Al vislumbrar la ansiada costa.
La semilla en un tierra distante
Se curva como un poderoso árbol,
La vara seca del almendro
Ha tocado la eternidad.
Y vendrá un segundo milagro,
Como el quebrado cetro de Aaron,
La humedad crecerá como la vida cálida,
Tallo, flor y fruto, en trenzada corona
Serán arrugados y lanzados lejos,
Como pétalos que descansan en la tumba.
Sueña lo que el tiempo nos ha arrebatado
Cuando la vida se encontraba arriba,
Sueña con aquel súbito ladrón sobre nosotros,
Como las salvajes estrellas que declinan
La revelación llegará ese mismo día,
Subiendo con el brillante y fiero Sirio:
Oh, así como tu creces, y como las escenas
Cubren este mundo frío con oscuras formas,
Mi espíritu se fortalece con cada cambio
Antes de alzarme ante el Señor de las criaturas.
Cuando me senté bajo una extraña bóveda de árboles,
Con la Nada como compañía, sin amor ni amigos,
Mi corazón se volvió de pronto hacia ti,
Y sentí tu amistad, un lazo suave sobre mis manos.



Lord Byron nos propone dejar de lado las batallas épicas y centrarse en lo verdaderamente importante:


EL PRIMER BESO DE AMOR


Ausente con tus ficciones de endebles romances,
Aquellos harapos de falsedad tejidos por la locura;
Dadme el espíritu fugaz con su débil resplandor,
O el arrebato que habita en el primer beso de Amor.
Si, poetas, vuestros pechos con fantasías brillarán,
Aquella pasión en la arboleda danzará con ardor;
Y de la bendita inspiración vuestros sonetos fluirán,
¿Pero podrán alguna vez saborear el primer beso de amor?
Si Apolo debe rehusar su asistencia,
O las Nueve dispuestas están a tu servicio;
No las invoquéis, decidle adiós a las Musas,
Y prueba el efecto del primer beso de amor.
Los odio, y odio vuestras frías composiciones,
Aunque el prudente me condene,
Y el intolerante lo repruebe;
Yo abrazo las delicias que brotan del corazón,

Cuyos latidos y alegría son el primer beso de amor.
Vuestros pastores y sus rebaños, aquellos temas fantásticos,

Tal vez puedan divertir pero nunca conmoverán.
Arcadia se despliega como un sueño de bello color,
¿Pero cómo podría compararse con el primer beso de amor?
¡Oh, cesad de afirmar que el hombre, desde que surgió
Del linaje de Adán, ha luchado contra la miseria!

Algunas parcelas del Cielo vibran en la Tierra,
Y el Edén resurge con el primer beso de amor.
Cuando los años hielen la sangre, cuando nuestros placeres pasen,
(Flotando durante años en las alas de una paloma)
El recuerdo más amado será siempre el último,
Nuestro monumento más dulce,
el primer beso de amor.







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